Mi mamá nació y pasó parte de su infancia en el Alto Caura, una zona selvática de montaña regada por un río caudaloso llamado Caura. De ahí su nombre. Son tierras yekuanas o maquiritares, como también han sido llamados quienes habitan en ese lugar desde antes de la llegada de los conquistadores españoles.
Los Yekuana son un pueblo de artistas y de estudiosos de los fenómenos de la naturaleza. Yo creo que eso se refleja en su idioma. Por ejemplo, en Yekuana, para contar vas añadiendo manos y eventualmente, pies:
Si quieres decir seis, dices "uno más una mano"
diez serían "dos manos"
A mí el número que me encanta es el veinte porque es, simplemente, "una persona" (cinco dedos en cada mano y cinco en cada pié). El veinte es además un número sagrado, es Soto, el verdadero hombre. Simboliza a cada uno de los que conforman la nación Yekuana.
Veinticinco es "una persona más una mano". Así que tú y mi mano seríamos un día, con 'ñapa'. ¿Qué te parece?
Mueve los dedos de tus pies, toca los dedos de tus manos... Si piensas con cuidado, verás que el tiempo no es sólo el número de horas que cada uno de ellos representa. Es también la posibilidad que abre cada hora al irse concatenando con la siguiente, como esos dedos que yendo juntos, potencian las posibilidades para el movimiento, para la creación, para la vida.
Imagen: Salto Para, Alto Caura, Proyecto Plan A
Imagen: Niño Yekuana Veronika Roosimaa, Revista Memorias de Venezuela
Imagen: Niño Yekuana Veronika Roosimaa, Revista Memorias de Venezuela